Introducción:
La Hagia Sophia demuestra un gran ejemplo de análisis en cuanto la historia de arquitectura. Esta se localiza en Estanbul, un lugar particularmente reconocido por la alta frecuencia de eventos sísmicos. Esto permite un pensamiento más profundo en su diseño y construcción, considerando sus proporciones y elementos estructurales que la ayudan ser resistente a terremotos. Además, historicamente ha pasado de ser catedral cristiana en el centro de Constantinopla, a una mezquita musulmana del Imperio Otomano, a finalmente ser un museo y mezquita que demuestra una mezcla de culturas y religiones reflejada en sus paredes. La Hagia Sophia sin dudas es un monumento sumamente valioso en su historia, cultura y construcción.
Asentamiento:
La Hagia Sofia está situada en la península histórica de Estanbul, entre el estuario Cuerno de Oro y el Mar de Marmara, todo esto cerca del antiguo hipódromo de Constantinopla y del Palacio de Topkapi. Está en una zona elevada, que tiene una ligera pendiente hacia el mar, lo que le da visibilidad sobre el entorno urbano. En cuestiones de asentamiento, la misma se encuentra en un terreno rocoso y compacto, esto ayuda a soportar el peso de la cúpula y su estructura de piedra. Esto trajo una ventaja para asentar los cimientos de la basílica y fue clave para estar estable ante los terremotos por más de 1500 años.
Proporciones y estructura:
El diseño de la Hagia Sophia tenía que ser bien pensada proporcionalmente y estructuralmente por la condición sísmica del sitio. El emperador de Constantinopla quería construir una Hagia Sophía aún más grande que la Hagia Sophia original. Por lo tanto, se planificó un edificio enorme que refleja la religión cristiana de una catedral románica y un sentido de poder con el uso de una cúpula enorme como la del Parteon de Roma. En la planta original de la Hagia Sophia se encuentra una figura principal siendo el rectángulo con un semicirculo en la fachada del Este, típico de una catedral románica, y una cúpula circular de gran tamaño. Además, se encuentran dos semi-circulos laterales a la cúpula y cuatro rectángulos en los lados que funcionan como contrafuertes ante los terremotos.
Planta de una catedral románica |
Planta original de la Hagia Sophia |
Otra parte de la Hagia Sophia con valor proporcional y estructural es su cúpula principal. Ella se compone de cuatro arcos y un domo en la cima. Uno de los retos al diseñar esta cúpula es cómo se podría posicionar un elemento circular sobre los arcos posicionados de forma cuadrada. Se utilizó entonces como solución la pechina, un elemento triangular que se forma entremedio de dos arcos. Esto logra transicionar una base circular a una base cuadrada que se pueda colocar encima de los arcos.
La cúpula y la religión
La Hagia Sofia surge en Constantinopla con el principio de ser la iglesia madre del Imperio Bizantino; la misma era una iglesia cristiana ortodoxa y luego pasó a cristianismo unido. En su tiempo este fue centro espiritual y político de Constantinopla. Detalles del cristianismo se veían en los símbolos de sus paredes en mosaicos, con el fin de representar a los santos y Jesús. En 1453, los otomanos musulmanes conquistaron Constantinopla. Trayendo con ello sus creencias musulmanas y convirtieron a la Hagia Sofia en una iglesia mezquita islámica. Aportando el “mihrab”, un nicho donde se hacen las oraciones, que queda en dirección hacia Meca que es un lugar sagrado del islam. Adicional al mihrab, se añaden versos del Corán y símbolos islámicos sobre algunos símbolos cristianos.
La ubicación da la cúpula dorada y su altura refleja la luz del sol y su visibilidad desde el mar refleja el poder divino y terrenal del imperio Bizantino (en aquel entonces). La cúpula además da la ilusión de ser suspendida desde el cielo por una cadena de oro. Podemos ver cómo la cúpula sigue manteniendo su esencia espiritual/cósmica a pesar de sus cambios religiosos en la historia. Esto demuestra cómo estas religiones diferentes se unifican bajo el mismo concepto del cielo y la divinidad en este espacio gracias a su cúpula. La Hagia Sofia es un ejemplo de cómo la cúpula como elemento arquitectónico principal, no solo es un simbolísmo de fe sino también un espacio que unifica lo terrenal con lo divino, manteniendo su propósito como el corazón de la estructura.
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